Posibles dificultades que podrían
presentarse:
Un
alumno/a con Discalculia, tiene dificultades para recordar los pasos de un
problema e incluso para memorizar el enunciado.
Si esto lo extrapolamos a nuestra actividad, el alumno/a va a mostrar
dificultades, a la hora de seguir el proceso: “primero busco libro, luego
capítulo, luego versículos”. Todo ello porque le va a costar memorizar los
pasos hasta llegar a leer el texto. Al
presentar problemas en la organización viso-espacial, posiblemente cometa
errores como:
- No estar en el libro que corresponde aunque sí en el capítulo.
- No localizar bien los versículos que tiene que leer.
En definitiva, le va a costar la búsqueda en general por tener que estar discriminando entre capítulos, versículos y libros.
Pautas metodológicas:
Primero
trabajar con ellos el orden y tamaño de los números. Un ejemplo aplicado a nuestra
actividad: “el capítulo tiene un tamaño
mayor y el versículo es más pequeño. El capítulo contiene a los versículos”.
Ordenar
y recordar el proceso, ofreciéndole un esquema con los pasos, y estructurando
la tarea de tal manera que no pase a otra fase hasta comprobar la primera (aquí
juega un papel importante el trabajo cooperativo).
Tres
aspectos por lo tanto esenciales en la metodología con este alumno/a:
• Intentar hacer uso del principio
de que primero se busca la comprensión, para después conseguir la mecanización
o automatización.
• Propiciar situaciones de
aprendizaje que estimulen el conocimiento divergente (creativo).
• Facilitar aprendizajes a través de
la interacción social.
Reflexión:
Si
conocemos las dificultades de nuestros alumnos/as seremos más objetivos en las
desviaciones que se puedan observar respecto a los estándares y llevaremos a
cabo una evaluación más rigurosa. Con esto quiero decir que no es lo mismo
evaluar a un alumno /a con una dificultad específica que va a interferir en el
aprendizaje y por ende en las actividades que realice, que a otro alumno/a que no
tenga esa dificultad. He ahí la importancia de las distintas adaptaciones que
tengamos que aplicar a los alumnos/as, ya sean significativas o no.
El
papel de la evaluación es muy importante, porque si partimos de esas dificultades,
dejaremos de educar para evaluar y evaluaremos para educar.
Por último, me parece vital e imprescindible, la colaboración y el trabajo conjunto con el resto de profesionales que atienden al alumno/a, de tal manera que caminemos todos en la misma dirección: "que nuestro alumno/a salga adelante" .